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La cruel paradoja tras el asesinato de Eric Garvin

Hace un año, el abogado norteamericano Eric Eugene Garvin fue asesinado a tiros en el barrio Yungay. Si bien en Chile el caso pronto se olvidó, su muerte impactó en Nueva York, donde el servidor público trabajaba para combatir la delincuencia en los barrios duros de Brooklyn y Staten Island, donde hoy una calle lleva su nombre. “Queremos hacer justicia, no por venganza, sino por un bien superior: que las personas que viven en este castigado sector de Santiago puedan vivir en paz. Es lo que Eric habría querido», afirman en su familia. POR LENKA CARVALLO GIADROSIC

(Reportaje publicado el 10 de febrero de 2024 en revista Sábado de El Mercurio).

La noche del sábado 14 de enero de 2023, el abogado neoyorquino de 38 años, Eric Eugene Garvin, salió de su Airbnb en la calle General Bulnes, en el barrio Yungay; quería aprovechar su última noche en Santiago luego de dos semanas recorriendo Valparaíso, Viña del Mar y Concón. Al día siguiente partiría a Argentina y desde ahí continuaría su trayecto a Brasil, donde lo esperaría su amigo James Butler, quien en ese momento también se encontraba en Santiago, pero en otro alojamiento. En su camino por la calle Bulnes, Garvin paró a fotografiar un mural, ubicado entre Juan Martínez de Rozas y San Pablo. Sin saber que se encontraba justo frente a un cité tomado por una organización criminal, sacó su celular y enfocó. Dos hombres que custodiaban el lugar, lo asaltaron y a punta de pistola lo empujaron hacia el inmueble. Con su imponente metro 80 y porte atlético, Garvin logró zafar. Fue ahí cuando los atacantes le dispararon seis tiros; dos llegaron a su abdomen y otro a su pierna izquierda. Como pudo, Garvin caminó unos metros y se desplomó frente el restorán El Ají Seco, lleno esa noche. Algunos mozos que miraban la situación desde la acera cerraron rápidamente el local. Nadie lo ayudó. Cuando tras una hora de espera apareció la policía y los enfermeros lo subieron a la ambulancia, Garvin ya estaba incons- ciente. Murió apenas llegó al Hospital San Juan de Dios por una anemia aguda, provocada por la hemorragia abdominal.

La noticia del asesinato fue cubierta ampliamente por los medios de comunicación, y pese a que la billetera con todos sus documentos fue encontrada en el lugar, en el parte policial no se detalló su identidad, que recién se conoció varios días después.

Luego, el caso se olvidó y se convirtió en un número más entre las crecientes estadísticas de crímenes y violencia en el Barrio Yungay, que sólo en el cuadrante en que fue Garvin asesinado entre 2022 y 2023 ya se contabilizaban nueve asesinatos.

En Nueva York, sin embargo, la noticia causó gran impacto. Titulado con las más altas distinciones de la Universidad de Maryland, el abogado era un reconocido servidor público con una destacada carrera en la alcaldía de Nueva York, donde primero trabajó con la concejala Debi Rose, en la Unidad de Participación Comunitaria y, luego, con el alcalde demócrata Bill de Blasio, en la Oficina de Justicia Penal. Su tarea era reducir la delincuencia violenta en los barrios más complejos de Brooklyn y Staten Island, donde se ganó el respeto y el afecto de la comunidad. Garvin también ayudaba a los exconvictos de Rikers Island a reinsertarse en la sociedad.

Desolado, Chuck Schumer, líder de la Mayoría del Senado de Estados Unidos, declaró: “Eric trabajaba en el servicio público y esta es una tragedia desgarradora para todos los que lo conocían”.
El defensor del pueblo de NY, Jumaane Williams, dijo: “Eric era un joven excepcional, con un futuro inspirador. Que pierda la vida a causa de la violencia armada, una epidemia por la que tanto luchó en NY, es devastador y debe movernos no solo a elevar su vida, sino a proteger a muchos otros en su nombre”.

Y Charles Fall, miembro de la asamblea del Estado de NY, comentó: “Eric Eugene Garvin era abogado, defensor de la justicia y líder de la comunidad de Staten Island, pero también un amigo muy querido. Estoy eternamente agradecido de haber compartido con él en esta vida. Nunca lo olvidaré. Fue un alma radiante que hizo todo lo que estuvo en su mano para elevar y mejorar su comunidad”.

Las muestras de pesar y reconocimiento continuaron a lo largo de todo el 2023 y en lo que va de este 2024. La alcaldía de Nueva York bautizó con el nombre de Eric Garvin una calle de Staten Island. Y la escuela de leyes de la Maryland University instauró una beca a perpetuidad para honrar su legado. En mayo pasado, los padres de Garvin fueron invitados a la asamblea de NY para la ceremonia de inauguración de su año legislativo, uno de los ma- yores eventos políticos de la ciudad.

Son las siete de la mañana en Florida, Estados Unidos, y Eric Garvin padre, coronel retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, junto a su esposa Anne Marie, prenden el computador y esperan con la vista fija en la pantalla. En otra habitación, su hija Naomi Garvin se conecta a través de su celular. La reunión em-pieza y en otra ventana aparece también el abogado defensor de la familia, el penalista Jorge Bofill, que trabaja probono con la familia.

Con la voz entrecortada, la madre de Garvin cuenta cómo ha vivido estos 12 meses. “Pienso en mi Gene todos los días. El dolor de haberlo perdido es inconmensurable; es muy duro salir adelante con esta tristeza”. Su mirada no solo transmite dolor. “Tengo rabia, no puedo entender cómo alguien pudo matar a un ser tan maravilloso y alejarlo para siempre de nosotros…”.

Cuando Anne Marie Garvin no puede contener más las lágrimas, su marido toma la palabra: “Nuestro hijo estaba haciendo lo que amaba: viajar. Había recorrido más de 45 países. Su único crimen fue sacar su celular para tomar una foto. No merecía morir”.

El dolor se ensañó con los Garvin desde el primer momento. El 15 de enero, luego de casi un día sin saber de su compañero de viaje, James Butler puso una denuncia por presunta desgracia en Carabineros y llamó a la familia.

Desde Vietnam, Butler recuerda: “Quise informar de inmediato a su familia, pero ¿y si después apare cía? Cuando por fin hablé con ellos, traté de ser positivo; les transmití mis esperanzas y les dije que no iba a rendirme. Pero algunos chilenos me aseguraban: ‘Creo que lo secuestraron y le están extrayendo los órganos; esto es peligroso, tienes que irte ahora’. Otros me decían,’“estoy seguro de que tu amigo está muerto’”.

Recién el 17 de enero logró confirmar que su amigo había fallecido.

“Esas 72 horas fueron un infierno para nosotros —dice ahora Garvin padre—. No entiendo cómo su cuerpo fue llevado al hospital sin ser identificado pese a que en el lugar estaba su billetera con su carnet de conducir (equivalente al carnet de identidad en Chile)”.

Butler describe el momento en que pudo identificar a su compañero de viaje: “Me mostraron una foto de su cuerpo en la morgue. Nunca olvidaré su cara; Eric había abandonado su cuerpo, y ya no había nada más que hacer”.

El 21 de enero, cuando ya había pasado una semana del asesinato, las autoridades
chilenas recién se comunicaron con la familia para notificarla. Dos días después, padre e hija viajaron a Chile para repatriar su cuerpo. Acá se reunieron con altos funcionarios de la embajada norteamericana, con el fiscal del caso y con la PDI. También se entrevistaron con el abogado Jorge Bofill.

La voz del padre es firme. “Estoy determinado a hacer justicia, no por venganza, sino por un bien superior: traer paz a este castigado sector de Santiago. Gene dedicó su vida a combatir la delincuencia en los barrios pobres de Nueva York y si conseguimos contribuir a ese objetivo en Chile, lo consideraremos un triunfo”.

El excoronel mira fijo y apunta: “No queremos que el caso de nuestro hijo se transforme en un nuevo Erica Hagan, la psicóloga de 22 años, graduada de la Universidad de Georgetown, que enseñaba en una escuela para niños en Temuco. Han pasado 10 años y ni siquiera se ha formalizado a los imputados, porque el trabajo de la policía fue tan malo que se perdieron muchas pruebas. No puedo imaginar el dolor por el que ha pasado esta familia”.

El padre se emociona y añade: “Mi esposa puede dar fe de que este es un trabajo full time para mí. Habría hecho cualquier cosa para evitar que esas balas entraran en el cuerpo de Eric, para que mi hijo pudiera vivir. Por eso estoy colaborando activamente para evitar que otros padres pasen por el mismo sufrimiento”.

Continúa Naomi: “Nuestro objetivo es enfocar todas nuestras energías para que algo tan difícil de aceptar, como la muerte de alguien querido, sea un catalizador para producir un cambio para las personas que viven en esa comunidad y que necesitan salir tranquilos hacia sus trabajos y regresar sin preocuparse por la violencia”.

El 4 de de marzo de 2023, luego de una amplio operativo con 150 policías, el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago formalizó y dictó la prisión preventiva para César García (venezolano) y Jeancarlo Huaman (peruano), miembros de “los Bulnes”, banda peruana dedicada a tomarse inmuebles que luego subarrendaban en forma ilegal a migrantes, además traficar drogas y armas. Ambos eran investigados por el asesinato de una mujer venezolana en el mismo cité donde Eric Garvin encontró la muerte. El 17 de julio de 2023, uno de los autores murió en la cárcel por una insuficiencia respiratoria y un mes después, su compañero fue reformalizado por el delito de robo con homicidio. Las diligencias de la causa continúan en desarrollo y el 12 de diciembre la fiscalía autorizó una ampliación del plazo para la realización de nuevas diligencias, de carácter reservado. La investigación tiene como plazo máximo marzo de 2025. Jorge Bofill reconoce que el fiscal y la policía han enfrentado dificultades para conseguir más testigos, pues temen colaborar por miedo a las consecuencias. En la audiencia de formalización de marzo de 2023, el fiscal Arturo Gómez, admitió que sólo contaban con una testigo protegida, que vio el momento del forcejeo.

Eric Garvin padre comenta: “Algunos norteamericanos que no conocen Chile nos han dicho que no esperemos nada de la justicia chilena; que la policía es corrupta y que no hay ningún tipo de profesionalismo. Pero a nosotros nos consta que el caso de Eric Eugene es prioritario para la fiscalía y la PDI”. Mirando fijo, añade: “Queremos la máxima pena posible, que éste sea un mensaje para las bandas criminales de que las autoridades en Chile se toman las cosas en serio”.

La familia también rinde una segunda batalla, igualmente compleja: exigen que la embajada solicite a la Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado de EE.UU (a cargo de dictar las advertencias de viaje) para que aumente la categoría de riesgo de Chile de nivel 2 a 3 (de 4) y que se incluya al barrio de Yungay en la lista de lugares de los que hay que mantenerse alejados. El coronel en retiro argumenta: “Eugene y James tenían programado viajar a Perú, pero luego ocurrió que el presidente fue arrestado y se produjo una ola de violencia… Como la calificación de la embajada en Chile era nivel 1, ellos modificaron su itinerario”.

Debido al aumento de la delincuencia, en julio de 2023 el Departamento de Estado de EE.UU actualizó la categoría de Chile a nivel 2. “Pero no es suficiente —sostiene Garvin padre—. Hemos seguido insistiendo para que aumente a nivel 3. Sé que es un tema altamente político, pero todo indica que en Chile las estadísticas (de violencia y asesinatos) siguen aumentando. Esto es urgente”.

Naomi Garvin comenta: “Eric trabajó con gente que había sido encarcelada, miembros de bandas; sentía que tenía mucho que aprender en este tipo de barrios. Seguramente, se alojó en ese barrio para hacerse una perspectiva real, en un lugar donde vive la clase trabajadora y ser parte de la comunidad. No lo vio como algo peligroso”.

Habla Jorge Bofill: “Las advertencias de la embajada no fueron actualizadas, sencillamente porque el crimen organizado se expande día a día, apropiándose de los territorios y estableciendo allí sus negocios. El lugar donde mataron a Eric no está lejos de donde vive el Presidente de la República; a lo mejor para él no es problemático porque tiene escoltas y guardaespaldas, pero para el ciudadano común es una realidad muy difícil. Además, se trata de un tipo de criminalidad totalmente nueva… Me considero un liberal, no tengo nada en contra de la inmigración, al contrario, creo que los extranjeros contribuyen a hacer de la nuestra una sociedad más multicultural y abierta. Pero junto con ello han ingresado bandas criminales cada vez más peligrosas y con mayor presencia. Es un problema que está pasando en todo el continente, incluido Chile”.

Eric Garvin declara: “Nosotros tampoco tenemos nada contra la inmigración; al contrario, los queremos, porque la mayoría son gente trabajadora, que quieren aportar a la sociedad y reconoce- mos su valor, independiente de lo que le haya pasado a nuestro hijo. Pero también están las manzanas podridas…”.

En enero de este año, Kevin y Holly Wang, amigos íntimos de Eric Garvin —a quien conocieron en la universidad y él fue testigo de su matrimonio— estuvieron en Chile. Fueron al lugar donde el abogado fue asesinado y tomaron fotos. Desde su casa en California, conversan con “Sábado”:

“Eric era una de las personas más genuinas, amables, leales y generosas que conocimos. Él dedicó gran parte de su vida personal y profesional al servicio público, dando voz a los infrarrepresentados y centrando sus esfuerzos en ayudar a jóvenes en situación de riesgo a desenvolverse en entornos difíciles. No hay palabras suficientes para describirlo. Era divertido, testarudo, quisquilloso con la co- mida, mundano, creativo, brillante; le encantaba la aventura, siempre dispuesto a viajar. Un amigo cariñoso e irrepetible al que considerábamos parte de nuestra familia. La cicatriz quedará con nosotros para siempre”.

—¿Qué los motivó a venir a Chile?

—Queríamos ver el lugar donde lo mataron, asegurarnos de que si aún quedaba alguna parte suya, decirle que no está solo, que no sienta más miedo… Fue devastador. Ves esta ciudad vibrante, con gente maravillosa, y comprendimos por qué Eric, que amaba el arte callejero, a la gente de los lugares obreros, quiso pasar tiempo en este lugar. Fueron muchas emociones contradictorias; por un lado, fue doloroso, frustrante, confuso, y sentimos una profunda rabia por la absoluta insensatez de asesinar a una persona que no hacía nada más que vivir la vida. Pero al mismo tiempo fue catártico seguir sus pasos y explorar la ciudad de la que claramente disfrutaba, como nos contó la última vez en que hablamos por teléfono.

—Tomaron fotos. ¿No les preocupó correr su misma suerte?

—Fuimos escoltados por dos efectivos de la PDI. Ellos hicieron un gran trabajo. Gracias a eso pudimos sentirnos a salvo para llorar a nuestro amigo y despedirnos de él.

Faltan solo unas semanas para que los Garvin sean abuelos por primera vez. Naomi acaba de celebrar el baby shower. Anne Marie, quien casi no habló más desde el comienzo de la entrevista, con un brillo en los ojos, reconoce: “Estamos muy emocionados y ansiosos por conocer a nuestra nieta; será una pequeña parte de Gene que vuelve a nosotros, un rayo de sol que nos traerá alegría entre medio de tanto dolor. Es el círculo de la vida”.