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Andrés Zaldívar: «Gane quien gane, el país no se termina el 5 de septiembre»

“Frei Montalva sin duda habría aprobado el Estado social de derechos, pero no habría aceptado jamás la modificación del sistema político”, manifiesta el exministro quien va por el Rechazo.

Entrevista publicada el 15 de julio de 2022 en La Segunda. Foto: Claudio Cortés.

Por Lenka Carvallo Giadrosic

Esta es mi cocina”, señala con ironía el exsenador Andrés Zaldívar (86) mientras recorre con la vista el amplio espacio que se abre al jardín y

que inevitablemente recuerda su frase “no todos entran a la cocina”, cuando se negociaba la reforma tributaria de Michelle Bachelet.

“Tanto que se denostó”, dice por las críticas que entonces provenían desde el mismo sector que hoy habita La Moneda. “Ellos deben cocinar todo el día, ¡por su- puesto! ¿O cuando el Presidente Boric decidió su gabinete acaso fue en un círculo cerrado o en la Plaza de Armas? Es legítimo, así tiene que ser. Las cosas se acuerdan después de un proceso, no hay nadie iluminado”, comenta ya instalado en su escritorio donde prácticamente no queda espacio para un retrato más. Sobre los muebles y muros, Zaldívar aparece con distintas autoridades nacionales y extranjeras que resumen sus más de seis décadas de carrera como senador en tres períodos, como presidente de la DC y como ministro en los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Michelle Bachelet. Momentos clave, muchos de los cuales desclasifica en un libro con sus memorias políticas que lanzará en septiembre con editorial Catalonia. “Será después del plebiscito —aclara— porque se nos vienen 50 días muy tensos”, señala cuando ya es conocida su postura a favor del Rechazo, en medio de una DC en extremo dividida.

Zaldívar comenzó a escribir su libro en 2017 tras recuperarse de un agresivo cáncer a la vejiga.

“Tuve que someterme a una operación mayor. Fui por una semana a la clínica y me quedé un mes y diez días, porque sufrí un problema con el post operatorio. Estuve a punto de caer en una septicemia igual que don Eduardo y en la misma clínica. Luego supe que hicieron volver a mi médico tratante de un congreso en Brasil para no repetir la historia con otro demócrata cristiano”, señala con cierta ironía.

—Hablando del exmandatario, su nombre se ha mencionado varias veces en los últimos días. “Que se recuerde a Frei Montalva”, dijo el Presidente Boric ante la controvertida carta de Ricardo Lagos. Y Carmen Frei, expresidenta del partido, lo citó varias veces en su discurso a favor del Apruebo. Frei Montalva fue impulsor de la Reforma Agraria, de la Nacionalización del Cobre, ¿no es un contrasentido que una parte tan importante de su partido esté tan dividida de cara al 4 de septiembre?

—Creo que se invoca a don Eduardo por otro motivo, fue por el “caupolicanazo” (el discurso de agosto de 1980 donde el exmandatario y líder de la oposición llamó a votar No en el plebiscito. De ganar, señaló, era necesaria una Asamblea Constituyente para redactar un proyecto de Carta Magna). Yo era presidente del partido; me tocó organizar el encuentro y estuve sentado a su lado. Pero habló de “Asamblea Constituyente” porque como estábamos en dictadura, se había suprimido el Poder Legislativo que en rigor debía asumir el rol de constituyente.

—Lo cierto es que su partido enfrenta una crisis. ¿Se tienen que ir los que están por el Rechazo?

—Al contrario, el partido tiene que mantenerse unido porque es la única manera de que tenga influencia, aún cuando esté disminuido en su representación. Pero los votos de la DC en el Senado, donde hay un empate, son muy importantes para tomar cualquier decisión política a futuro. Se necesita a la DC.

El entonces presidente de la DC, Andrés Zaldívar, y Eduardo Frei Montalva para el «Caupolicanazo» de
1980, cuando el ex mandatario llamó a votar en contra de la propuesta constitucional de la dictadura y crear una Asamblea Constituyente.

—Usted conoció bien a Frei Montalva, ¿qué habría manifestado sobre la propuesta constitucional?

—Frei sin duda habría aprobado el Estado social de derechos, ¡de todas maneras! Pero no habría aceptado jamás la modificación del sistema político, sobre todo el retiro de la atribución exclusiva presidencial en materia económica. Ésa fue una reforma por la cual nos jugamos con don Eduardo. Entonces los parlamentarios tenían iniciativa en materia previsional y gasto público; cada año provocaban un déficit fiscal del orden del 10% y eso nos obligaba a emitir dinero, lo que a su vez provocaba aún más inflación. Por eso sé que él jamás lo hubiese aprobado.

Toma aire y apunta: “Estoy seguro de que él tampoco aceptaría un Poder Judicial cuyo nombre desaparece y se cambia por Sistema de Justicia. Un sistema que además se politiza, porque los jueces son nombrados dada su mayor o menor grado de influencia, como ha pasado en Argentina y en otras partes”.

—Aunque la Corte Suprema se mantiene, lo que es una garantía.

—Claro, eso sí, estoy de acuerdo. Pero en el tema de los PP.OO. y la plurinacionalidad don Eduardo habría puesto una observación de este porte, porque, como dijo su hijo Eduardo, se pone en riesgo la integridad territorial.

—¿Y cuáles son sus razones para oponerse?

—Porque si gana el Apruebo, la nueva Constitución entra a regir inmediatamente y ante cualquier cambio o corrección hay que superar una votación que es imposible como los 2/3. Si eso no se alcanza y se llega a los 4/7, para cualquier modificación más o menos importante hay que ir a un plebiscito. Y hay otra: hay una norma donde se requiere el consentimiento y la consulta a los PP.OO. ante cualquier modificación que pueda afectarlos, lo que no está bien definido. Entonces, si se aprueba, ¿qué pasa con la plurinacionalidad, cómo la modificas si hay necesidad de que ellos mismos lo acepten? José Rodríguez Elizondo dijo en una entrevista: ¿y si los aymaras bolivianos y los aymaras chilenos deciden declarar su independencia en el norte? ¿Qué pasa con la autodeterminación de los PP.OO.? Hay que precisar pues. No te pue- des quedar en algo que no sabes cómo se va a implementar. ¿Y la Isla de Pascua que ya tiene un parlamento? Si les dices que ahora tendrán derecho al territorio, a autodeterminación y autogobierno, segura- mente dirán: ‘bien, entonces nos independizamos’. Y todos sabemos que ellos están más atraídos por la Polinesia que por Chi- le.

“Es muy distinto Javier Macaya que Jovino Novoa”, dice Andrés Zaldívar sobre el compromiso de la UDI de realizar una nueva Constitución y no seguir con la del ’80 si llega a ganar el Rechazo.

—¿Y Aprobar para mejorar, es posible?

—No, aunque se quiera. ¿Cómo te metes ahí? Si gana esa opción, habrá gente que legítimamente dirá: ¿por qué modificar una Constitución que cuenta con el apoyo ciudadano y tiene plena vigencia? Entonces tendría la razón Fernando Atria de que habrá una carta refundacional no modificable. Así también lo cree la mayoría del Frente Amplio.

El Rechazo permite provocar un acuerdo de paz, que se hagan las modificaciones que quiere el PPD, el PS, la DC, etc. ¿Dirán entonces que está sometido al veto de la derecha? Bueno, puede ser que sea así.

—¿De verdad le cree a la derecha?

—No se trata de si creerle o no: ésa es la única forma para poder avanzar. Cuando fue el “Naranjazo”, ¿qué hizo la derecha? Apoyó a Frei. Incluso le pidieron que modificara en su programa la Reforma Agraria y la Nacionalización. ¿Qué hizo él? Pronunció su famosa frase: “Ni por un millón de votos cambiaré mi programa”. En momentos dados la derecha tiene que sentirse acorralada por la historia para reaccionar.

—¿Y usted le cree a la UDI?

—Es muy distinto Bellolio o Macaya que Novoa, a quien conocí bien en el Senado. En 1989 participé de las 56 reformas a la Constitución. Hicimos lo que se pudo, pero era necesario dar el paso a la transición y además Pinochet todavía estaba con los dientes afuera. Luego, cuando Frei Ruiz-Tagle fue Presidente, también pidió una nueva Constitución. En el 2000, cuan- do yo era presidente del Senado, Ricardo Lagos me habló de este tema y le dije: “presentemos un proyecto de ley para crear una comisión bicameral de diez diputados y diez senadores”. Andrés Allamand me dijo: “no pierdas el tiempo, no te van a dar la pasada”. Efectivamente ahí quedó el proyecto, archivado. Hasta que en 2005 retomamos las conversaciones y

se eliminaron casi todos los enclaves autoritarios, salvo el sistema binominal. Fui a hablar con Ricardo y le dije: “mire Presidente, estoy con la duda, yo insistiría con sacar el binominal aún a riesgo de no aprobar las reformas; ya sabe que el 2006 usted será senador y junto con la Suprema podrá nombrar a todos los senadores institucionales; tendremos votos suficientes para esto y lo otro”. Yo era partidario de trancar la pelota, pero Ricardo fue muy leal y nos demoramos muchos años en terminar con el binominal.

—Entonces le consta que el alma de la derecha no es fácil de cambiar.

—Estoy de acuerdo. Pero ahora adhirieron rápidamente a los 4/7, lo que es un paso positivo, hay que reconocerlo. Y los 10 puntos que plantearon como compromiso, no son todos lo que uno quisiera, pero venga para acá.

—No hay ninguna alusión a las mujeres o las diversidades sexuales, por ejemplo.

—Todo eso hay que introducirlo. Por eso digo: rechacemos para aprobar. De todas maneras, la propuesta de la Convención no hay que botarla a la basura.

—¿Pudo haber hecho algo el Gobierno para impedir que se llegara a una propuesta tan controversial?

—No. Los convencionales estaban muy celosos de que se metieran en su tema y el Gobierno fue muy respetuoso. Cuando Jackson dijo que si no ganaba el Apruebo sería imposible cumplir con el programa, el propio Boric salió a contradecirlo y señaló que seguirán gobernando.

—¿Ve una fisura entre ambos?

—Son distintas maneras de aproximarse al tema. A lo mejor les falta mayor conversación. Ahora, es imposible que Boric tenga éxito si no es capaz de dominar a sus propias huestes. Siempre se dice en política que los peores enemigos están entre los propios amigos.

—¿Se puede ejecutar el programa de Gobierno si gana el Rechazo?

—Sí, no tiene nada que ver. No sé en qué se afirma Jackson, pero la reforma tributaria se va a hacer igual y tengo entendido que en agosto se presenta la reforma previsional. A no ser que el ministro quiera hacer algunas correcciones, como que los fondos previsionales sean expropiados, cosa que dudo porque se comprometieron a no hacerlo.

—¿Qué impacto tendrá para el gobierno de Gabriel Boric un triunfo del Rechazo?

—Es innegable que será una dificultad. Pero cualquiera sea el escenario, el Gobierno estará obligado a intervenir para que el resultado se ejecute de la mejor forma y el país no salga dañado.

—En las encuestas la evaluación ha ido en sostenida baja. Podría ser un golpe muy fuerte.

—Estamos quizá en el peor momento económico y de seguridad ciudadana. (A Boric) su propia gente no lo acompaña. Hay que apoyarlo.

—¿Lo podrían dejar solo?

—Bueno, los presidentes siempre viven el tema de la soledad, pero hay soledades peores que otras.

“Gane el Apruebo o el Rechazo, Boric tendrá que involucrarse”.

“Somos muy cercanos a la familia del Presidente; su padre es demócrata cristiano y lo conozco porque fui candidato a senador en Punta Arenas. El Presidente viene de una familia bastante valiosa”, dice Zaldívar sobre el entorno de Gabriel Boric.

—Ha conocido a muchos presidentes, ¿qué visión tiene de su liderazgo?

—Es muy difícil calificarlo en 120 días, pero tiene cosas importantes. Fue muy responsable en la conformación de su gabinete. Es una persona con una visión progresista, de cambio, con muchos fundamentos y cree en la moderación cuando dice “caminemos lento porque tenemos que llegar lejos”. Nombró a Mario Marcel con dificultades dentro de su propio sector. Seguramente está tironeado por la ultraizquierda, pero ha hecho los esfuerzos para mantenerse en el centro. Y no creo que sea un hombre malintencionado. Lo que sí es cierto es que la experiencia no se compra, se adquiere. Él necesitará de un periodo de aprendizaje y creo que es un buen alumno. Pero esta prueba por desgracia tendrá que afrontarla. Gane el Apruebo o el Rechazo, tendrá que involucrarse y hacer todo lo necesario para que se termine con estas posiciones partisanas de las cuales habla Ricardo Lagos. Tendrá que hacer un gran esfuerzo por escuchar, también a la derecha, por último para desnudarla. No lograremos nunca la unanimidad, pero sí un amplio consenso que nos permita un compromiso por la paz. Ojalá que a esas alturas se haya modificado la Constitución para los 4/7, que puedan incorporarse todas las cosas positivas de la Convención; no echarla a la basura, y hacerle todas las correcciones que haya que hacerle. Y estoy convencido de que eso se logra mejor con el Rechazo que con el Apruebo.

—Si gana el Rechazo, el sociólogo Carlos Ruiz advirtió de una posible guerra civil, ¿se hace cargo?

—Si es por ese temor, mejor cerremos la puerta altiro. En lenguaje común eso se llama chantaje.

—¿No le parece una preocupación razonable considerando que este proceso institucional se origina tras una crisis social?

—Gane quien gane habrá un momento de tensión mayor, estoy de acuerdo. Pero el país no se termina el 5 de septiembre.

—¿No ayudaría un tercer referéndum donde la ciudadanía decida cómo quiere seguir para no dejarla abajo y así atenuar el conflicto?

—Puede ser. Que se pronuncie sobre las fórmulas: una nueva convención, una comisión bicameral, que se tome la Constitución de la Presidenta Bachelet. Es todo un tema. Será necesaria la capacidad de diálogo, apertura y entendimiento.