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Juan Carlos García, jefe del MOP: “El sistema de concesiones debe ser revisado”

El nuevo titular de una de las carteras con mayores recursos de inversión, que acompañó a Izkia Siches en su visita a La Araucanía, reconoce que no sólo los futuros contratos podrían ser modificados. “Si existen márgenes que nos permitan resguardar el interés público haciendo cambios en los compromisos ahora vigentes, bienvenido sea”.

Entrevista publicada en La Segunda el 22 de marzo. Fotos: MOP.

Por Lenka Carvallo

Confiesa que los más contentos con su nombramiento como titular de Obras Públicas son sus hijos de 13 y 15 años. “Más que emocionarse por mi nuevo cargo, los entusiasma la proximidad que podrían tener con el Presidente Gabriel Boric. Quieren conocerlo; son de una generación que tiene una cercanía muy especial con él”, admite Juan Carlos García Pérez de Arce, quien hace unos días asumió uno de los ministerios sectoriales con mayor poder de inversión y un activo generador de empleos, con presupuesto asignado para el 2022 de M$ 3.182.131.958 pesos.

Ex militante del PPD —donde tuvo un breve paso porque, dice, no se sintió interpretado—, hoy este arquitecto de la Católica de Valparaíso es el único miembro del Partido Liberal en el gabinete. Es cercano a Vlado Mirosevic, el diputado por Arica y Parinacota, creador de dicho colectivo y uno de los fundadores del Frente Amplio junto a Gabriel Boric y Giorgio Jackson, con quienes el parlamentario mantiene una estrecha amistad, a pesar de que su partido renunció a la agrupación por diferencias ideológicas.

“No lo veo como un tema de cuotas —dice García a propósito de su nominación— sino que soy parte de un partido que respalda al presidente Boric”. Y agrega: “Acepté ser parte, incluso con algunos sacrificios familiares, porque creo profundamente en el proyecto del Presidente Boric, en su compromiso de diálogo y de cumplir un rol histórico distinto”.

—¿Qué sacrificios familiares hizo?

—Soy de Valparaíso y con mi familia tomamos la decisión de que me viniera a vivir a Santiago. Y ha sido un proceso intenso, porque junto con el traspaso de información y el cambio de mando, también estaba armando un departamento en la capital… No estar con mi familia en la semana y a veces también los sábados y domingos, tiene ciertos costos. Por supuesto que haremos los esfuerzos para vernos y comunicarnos lo más posible, pero no es lo mismo llegar al final del día cansado, con ganas de contar tus experiencias en la cena familiar, que hacerlo por teléfono. Es un esfuerzo que estamos dispuestos a asumir porque creemos que vale la pena.

«El MOP debe reflejar algo que hasta ahora no se ha visibilizado: su humanidad»

Juan Carlos García nació en Santiago, pero a los 17 años partió a estudiar arquitectura en la U. Católica de Valparaíso. Su vocación pública, cuenta, surgió cuando hizo el Servicio País en Villa O’Higgins. “Entonces era uno de los lugares más inaccesibles de América; podías llegar sólo en avioneta”, dice. Luego fue director regional del Servicio País en Aysén que, asegura, fue determinante en su decisión de dedicarse a lo público. “Sé muy bien el rol que cumple el Estado en las zonas aisladas, que un camino puede hacer un cambio radical y transformador para una familia; es muy emocionante”.

Obtuvo el título de urbanista del École des Ponts ParisTech, una de las escuelas más prestigiosas de Francia y la más antigua del mundo. “Existe desde la época napoleó- nica y es donde se forman los profesionales del ministerio de OO.PP franceces”.

Su proximidad con el sector público no es reciente: trabajó en el MINVU de la co- muna y jugó un rol activo para que Valparaíso se declarara Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Luego fue director regional de Arquitectura del MOP porteño y director ejecutivo del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso. Ahí estaba cuando recibió el llamado de Gabriel Boric.

—Es el primer arquitecto minsitro en los 134 años de historia del MOP. ¿Cree que eso marque una diferencia?

—No creo que existan profesiones mejores sino improntas distintas. Profesionalmente tampoco he ejercido como arquitecto sino que me he dedicado a gestionar e impulsar proyectos complejos y entregar obras públicas que no sólo están al servicio del usuario, sino que de la comunidad. Percibo las obras públicas como parte del patrimonio cultural que permanecerá dentro de 50 o 100 años.

Y agrega:

—El MOP debe reflejar algo que hasta ahora no se ha visibilizado: su humanidad, una que muchas veces se diluye al hablar de proyectos de infraestructura, de presupuestos de inversión, ejecución de gastos… Asuntos muy importantes, pero no nos olvidemos nunca que no se trata sólo de una inyección de fierro y cemento. Debemos pensar en obras que generen externalidades positivas, no impactos negativos; proyectos cuidadosos con las comunidades, con su entorno, y que sean sostenibles ambientalmente. Por ejemplo, tenemos que repensar nuestro modelo de concesiones viales para avanzar hacia otro tipo de movilidad; las carreteras están colapsadas. Hay que pensar en los desafíos del futuro.

—No pocos mandatarios han salido del MOP, como Pedro Montt, Ramón Barros Luco, Arturo Alessandri Palma y Ricardo Lagos.

—Quiero despejar que no está en mi agenda ser candidato presidencial (ríe)…

—El ministerio es considerado como una cartera “corta cintas” , muy útil ad portas de campañas presidenciales o para mejorar la imagen del gobierno.

—Es cierto que existe una atracción por cortar cintas, lo que es importante porque significa concretar obras, pero también puede utilizarse para la foto…

—Por lo mismo, suelen darse presiones para inaugurar las obras y luego son entregadas con fallas o no se implementan como corresponde… Un caso emblemático es el Hospital de Curepto.

—Este es un ministerio que tiene entre 2 mil y 3 mil contratos anuales y me parece injusto que ese tipo de casos empañe toda la gestión. Tampoco comparto la idea de estresar una inauguración por un propósito que ponga en riesgo su uso por la comunidad. Por supuesto que haré visitas en terreno, acelerar procesos, pero mi compromiso y el del Presidente es poner las obras al servicio de la comunidad y que se nos reconozca por el rigor en nuestro trabajo.

Foto MOP.

—Respecto de las vías concesionadas, hay indignación entre muchos usuarios por las encerronas y robos en estas carreteras. Pero las empresas no se hacen cargo. ¿Evaluarán esos contratos?

—Las concesiones como sistema deben ser revisadas. Muchas veces resguardan el equilibrio económico racional de una obra pero se les escapa que los beneficiados deben ser los usuarios y las comunidades aledañas. Nuestro rol no es velar por el interés de los privados y por lo tanto no temeremos realizar cambios en los proyectos que vienen. Será un desafío importante.

—¿Pero qué hay de los contratos vigentes?

—Seré muy cauto, para no dar expectativas que no correspondan. Sin duda que para los contratos futuros integraremos el aprendizaje de estos últimos años, pero si existen márgenes que nos permitan resguardar el interés público haciendo modificaciones en los contratos actuales, bienvenido sea. Lo veremos caso a caso, especialmente respecto de la seguridad o cómo se calculan las tarifas. También sobre ciertas obras que han perjudicado a las comunidades vecinas con la llegada de las autopistas a las ciudades. Por ejemplo, hemos visto la ausencia de cruces peatonales o un diseño muy difícil para las personas. También hay que resguardar el acceso a ciclo- vías en algunas áreas. Quiero escuchar a los gobernadores regionales y también conversar con las concesionarias.

—Como ciudadano, ¿qué es lo que más lo indigna?

—Este verano quienes tomaron sus vacaciones en Chile se encontraron con enormes tacos. Por la pandemia y la debilidad del transporte público en el tema sanitario, como por la falta de otras alternativas de movilidad, muchos optaron —y con justa razón— por comprar un auto. Eso nos dejó a todos atrapados. Necesitamos una agenda que no solo piense en el corto plazo sino que vaya mucho más allá y estoy disponible para trabajar en proyectos alternativos a la movilidad automotriz.

Y continúa:

—A largo plazo no podemos descartar al tren, como el de Valparaíso-Santiago, lo que implica partir con los estudios para ver si es factible. Avanzar en el ferrocarril de carga a San Antonio para descomprimir la carretera y a la ciudad puerto de camiones. A escala más pequeña, estamos evaluando tranvías en Viña del Mar, y entre Coquimbo y La Serena, que están colapsados.

—Una de las tareas fundamentales será abordar la sequía.

—El cambio climático está golpeando fuerte en la zona central; aún no tenemos un resguardo o una planificación de nuestros recursos hídricos… A pesar de un periodo de sequía muy extenso. Estamos viendo como enfrentarlo en el corto y mediano plazo. Una idea es avanzar en plantas desalinizadoras. Otro de los objetivos será implementar la subsecretaría de Recursos Hídricos, proyecto que está en el Congreso y al que queremos hacer algunos ajustes y modificaciones para organizar de mejor manera a los órganos del MOP.

—La Comisión de Medio Ambiente propuso la creación de una empresa sanitaria estatal plurinacional. ¿Debiera volver a ser administrada por el Estado?

—Quiero ser respetuoso de ese proceso. Sí creo que el acceso al agua es un derecho humano y tiene que ser un bien público al servicio de las personas. Claro que una cosa es que sea pública y otra cosa es entregarla en concesión para su uso a un privado, que no es lo mismo que cederla con propiedad y a perpetuidad. El Estado tiene que tener un rol protagónico y no c mo hoy, en que es sólo un regulador y el agua un bien de mercado.

Al momento de esta entrevista, el ministro Juan Carlos García se encontraba en la Araucanía junto a la comitiva intersectorial a la zona, liderada por la ministra del Interior, Izkia Siches. Fue su primera actividad en terreno, aunque invisibilizada en gran medida por el incidente vivido por la segunda autoridad del gobierno a Temucuicui.

En ese momento el ministro se encontraba en Padre las Casas, en las afueras de Temuco. “Estaba reunido con comunidades, conversando sobre sus necesidades de agua, cable rural y caminos básicos, que son las más fuertes. Es tremendamente im- portante el rol que cumple el MOP en la región. Ha sido un proceso intenso, que también marca la señal de lo que queremos entregar como ministerio”.

—¿Cómo se tomó este amedrentamiento? ¿Sabía de la ida a Temucucui?

—Era una visita que tenía prevista y no estaba en nuestra agenda acompañarla. La respaldamos en su punto de prensa y no profundizaré más allá de lo que ya dijo ella.

—Es la primera aproximación a una zona que acumula décadas de olvido, lo que ha contribuido al resentimiento de sus habitantes contra el Estado.

—En este sector se exacerban y se expresan con gran intensidad situaciones que pasan en todo Chile; falta de cuidados hacia las personas, maltrato hacia las comunidades, discriminación, desigualdad territorial, falta de conectividad… En su ma, la falta de Estado. Así se ha ido acumulando rabia, desesperanza. Hoy tenemos la oportunidad de revertirlo. Aquí lo que necesitan las comunidades es ser escuchadas y tratadas con respeto, que los compromisos se cumplan. Queremos ir estrechando vínculos a través de la conversación. Ese es nuestro aporte: avanzar en las confianzas de las comunidades hacia el Estado, dentro de un proceso más largo y que, sin duda, traspasará a este gobierno.

Se trata, según el ministro, de una intervención prioritaria para lo que desde su cartera denominan como el “área de Wallmapu”, con 73 iniciativas financiadas por el Fondo de Estabilización Transitorio 2022 y una inversión de M$ 254.309.310.

—¿Concretamente, cómo lo hará su ministerio para ingresar a las zonas más conflictivas de la Araucanía?

—La construcción del futuro de una comunidad, incluyendo las inversiones, es con su participación. Ellos quieren ser tratados como iguales y eso es lo que hemos venido a iniciar. En la conversación que tuve con una de las comunidades de Padre las Casas nos contaban sus dificultades para concretar proyectos de pavimentación de caminos básicos, conservación de rutas, y agua potable rural. También conversé con los funcionarios del MOP en la zona para saber cuáles han sido sus dificultades y condiciones de trabajo. Ví que existe una gran disposición de encontrarse pero que hay que generar las condiciones, y en eso espero cumplir un rol.

—Pero, ¿cómo resolverán el trabajo en terreno considerando los riesgos?

—Si bien reconstruir las confianzas suena como algo etéreo, se expresa en que las autoridades vayamos a conversar con las comunidades y realizar acercamientos progresivos… Antes que llegar con la inversión hay que escuchar y en este proceso ya hemos dado el primer paso. Efectivamente es una situación difícil y sabemos que no será rápido, pero antes de entrar con maquinaria hay que partir por dialogar con ellos; explicarle a la comunidad el valor de las obras y que estas surjan de sus prioridades. Que además conozcan a quienes irán a trabajar. Por lo tanto, el inicio de la obra será el resultado de un proceso más largo… La construcción de confianzas es parte de la deuda que tiene el Estado en la región.

—La ministra del Interior ha reconocido que no se trata solo de confianzas; hay narcotráfico, robo de madera, gente que no quiere ni le conviene que entre el Estado…

—Por eso remarco lo que dijo la ministra Siches, esta es una intervención integral, somos muchos ministros y no seremos solo nosotros; tendremos otras visitas y también llegarán otras autoridades.

—O sea que se ven entrando a Temucuicui llegado el momento…

—No me voy a referir a una zona en particular; trabajaremos en la región de la Araucanía en función de la cartera de proyectos que definamos con la comunidad. Actuaremos como ministerio para hacer- nos cargo de un gran déficit y de una ausencia del Estado.