El periodista, escritor y columnista dice que “me resulta muy difícil pensar en un Gobierno de continuidad del Frente Amplio”.
Por Lenka Carvallo Giadrosic para La Segunda
21 Abril 2025
En julio de 2021 Óscar Contardo hizo algo inédito para los estándares del columnismo local: un día antes de las elecciones primarias, se la jugó públicamente por la candidatura de Gabriel Boric en su contienda contra el candidato del PC, Daniel Jadue. Su respaldo quedó registrado en un artículo en «La Tercera» (“Yo voto por Boric”), medio en el que escribe semanalmente. Al poco tiempo, sin embargo, el periodista y escritor comenzó a formular sus primeras críticas con el nuevo Gobierno. “La respuesta de esta gente fue feroz, de una intolerancia enérgica, burlona, muy decepcionante respecto del rol que supuestamente venían a cumplir”.
Hoy su decepción, por no decir indignación con la administración de Gabriel Boric, es total. “Me resulta muy difícil pensar en un Gobierno de continuidad del Frente Amplio. El desempeño que ha demostrado, la manera en que se han autoboicoteado sin hacerse responsables ante el cumplimiento de los principales puntos del programa, junto con la manera en que reciben las críticas, me hace dudar de que puedan seguir en La Moneda”. Y sentencia: “En todas aquellas cosas que me parecía fundamental que se avanzara, no se avanzó. Peor, se retrocedió”.
—¿En qué, diría?
—En el tema de Monsalve, por ejemplo, que hizo estallar el discurso feminista. Ahora, por lo que hemos sabido de las declaraciones del exsubsecretario y las conversaciones de WhatsApp —dicho sea de paso, los chats han sido muy importantes en los últimos cuatro años en la política— dan cuenta de una versión bien distinta de lo que se señaló en un principio. También está la muerte del gásfiter en La Moneda. O la manera en que el Presidente trata a esa periodista en la conferencia de prensa delirante… Qué decir del fracaso en cultura, que para mí es un tema de enorme interés porque trabajé muchos años en esa área, como periodista de «Artes y Letras» de «El Mercurio», así que conozco a la gente de ese mundo. Era uno de los puntos fuertes de la campaña y no pasó nada. El nivel de chapucería en asuntos importantes y críticos, demostró que todo era una cáscara de discursos que sonaban muy bien, pero que no fueron capaces de instalar, independiente de que no tuvieran el Parlamento a favor.
«Giorgio Jackson escribió una carta arrogándose como del Frente Amplio logros como la Unión Civil, aunque personalmente soy testigo de que muchos de ellos tenían problemas con el tema».
“Cuesta recordar algo que marque un sello particular”
Otro punto que Contardo critica es la forma de comunicar del Gobierno, “digna de una asamblea universitaria”. Un ejemplo reciente, apunta, fue la polémica generada en el marco de las celebraciones por los 80 años del Premio Nobel a Gabriela Mistral. «La Segunda» dio a conocer las declaraciones de Soledad Falabella, una de las integrantes de la comisión asesora del Ministerio de las Culturas, quien señaló que la conmemoración pretendía relevar la “identidad de mujer rural y también como lesbiana” de la poeta. De inmediato los círculos intelectuales, políticos y en las redes sociales se desató la controversia sobre la pertinencia del tema. La ministra de las Culturas, Carolina Arredondo, descartó que el foco estuviera en su vida privada, lo que fue contradecido por la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, quien desde la India —donde se encontraba de gira con el Presidente— reconoció que se buscaría resaltar “su calidad de profesora rural, su paso por México y su lesbianismo”.
“Pese a todas las aclaraciones, la reacción dejó en claro que, para muchísima gente, el hecho de que se asumiera que Gabriela Mistral mantuvo relaciones amorosas con mujeres era una ‘mancha’, una manera de ‘ensuciar’ (muchos utilizaron esas expresiones) su trayectoria”, escribió Contardo en su columna de «La Tercera». Y ahora, mirando directo, comenta: “El caso de Gabriela Mistral fue pésimamente comunicado y eso no solamente le hizo daño al Gobierno sino que a la causa de la diversidad sexual, porque reapareció toda la homofobia, toda la negación sobre la biografía de Mistral y todos esos argumentos hipócritas que había en los 90. Es como si no se dieran cuenta de la responsabilidad que se tiene cuando se está en el Gobierno”.
Hace una pausa: “Giorgio Jackson escribió una carta arrogándose como del Frente Amplio logros como la Unión Civil, aunque personalmente soy testigo de que muchos de ellos tenían problemas con el tema. En el 2013 (año en que Sebastián Piñera le dio urgencia al proyecto, y luego fuera una de las promesas de campaña de Michelle Bachelet) se vieron obligados a hacer una declaración sobre el matrimonio igualitario”, afirma el autor de «Raro. Una historia gay de Chile», libro reeditado recientemente.
«Si la primera opción del FA era un candidato del colegio Cumbres (Tomás Vodanovic) y, la segunda, del Verbo Divino (Gonzalo Winter), eso ya nos dice algo».
—Entonces usted militaba en Revolución Democrática.
—No exactamente, pero participé de una comisión de cultura y en una reunión me enteré sorpresivamente de que ellos no habían decidido si apoyaban el matrimonio igualitario o no. Así me fui dando cuenta de la opinión de muchos de estos personajes. Entonces digamos la verdad: esos logros los empujaron las organizaciones de la diversidad sexual que vienen trabajando desde los 90, pese a la derecha y a la izquierda. Hoy no sé cuál ha sido el avance en estos términos; al menos en la ley antidiscriminación tenían como proyecto ajustarla a los tiempos, pero se ha avanzado poco o nada.
—En términos políticos, ¿cuál ha sido el aporte del Gobierno?
—Salvo la exministra Jara, que avanzó en la tarea que se propuso; y la ministra Orellana, quien ha tenido un desempeño importante en leyes sobre las mujeres, como la ley “papito corazón” —que es un nombre detestable pero que ha funcionado—, cuesta recordar algo que marque un sello particular. Están saliendo muy al debe y ha sido súper decepcionante para mucha gente. Además, han ido escándalo tras escándalo.

“Todo parece ser una cáscara”
Óscar Contardo no perdona el traspié por la fallida compra de la casa de Salvador Allende. “De lo que se ha informado públicamente, había una voluntad persistente del Presidente Boric de comprar las casas de Allende y Aylwin. De eso se encargó el segundo piso, un grupo que se supone que debería salvar de las crisis al Gobierno y que como nunca ha hecho tanta noticia en estos cuatro años. Y luego todo pasa por 17 abogados y ninguno se da cuenta de la inconstitucionalidad de la transacción. Más encima, ahora nos enteramos de que la jefa jurídica (de la Segpres, Francisca Moya) dijo en la Cámara de Diputados que sí tenía noción de aquello, pero que no era su tema. Puras chapucerías. Ahora lo que le corresponde al Presidente es dar cuentas y explicaciones a la opinión pública de por qué ocurrió esto”.
—Es curioso, porque una de las figuras políticas en quien se ha inspirado el Presidente Boric y a quien ha mencionado en muchos de sus discursos, es Salvador Allende. ¿Cómo se lo explica?
—Sí, hay guiños permanentes, pero todo parece ser una cáscara. La conmemoración de los 50 años del golpe militar se manejó tan mal que provocó que la ultraderecha se aprovechara de poner a Allende en el banquillo de los acusados. En el discurso de la cuenta pública (2023), y en cadena nacional, el Presidente Boric recomendó un libro sobre el Presidente Allende que atenúa al máximo la presión y la ayuda internacional que llegó a Chile para apoyar el golpe (lo dice por el libro de Daniel Mansuy, «Salvador Allende. La izquierda chilena y la Unidad Popular»). ¿Había que recomendar eso en la conmemoración de los 50 años, un libro que dice que la injerencia norteamericana no fue tanta?
—¿A dónde apunta con eso?
—A que si el Presidente admira tanto la figura de Allende no se nota en los hechos. Porque si su intención es dejar un legado que represente a esa persona, no estaríamos discutiendo la inconstitucionalidad de una compra. Las declaraciones y los discursos son gratis, se hacen fácil, pero a la hora de trabajar en profundidad es donde se ve el valor que realmente tiene en el fondo ese discurso.
—Siendo el Presidente egresado de la carrera de Derecho y el mayor interesado en dejar este legado, ¿debiera ser el principal responsable de esta compra fallida?
—Tú lo has dicho. Siendo un interés personal debería haber existido una demostración de aquello, conociendo el tema y responsabilizándose de que el asunto no avanzara hasta llegar a lo que vemos hoy.
«Jeannette Jara es la menos elitista… hay una cierta izquierda que aún no se da cuenta de cómo es percibida fuera de su círculo».
—¿Cómo interpreta que dos figuras del corazón del PS, como Maya Fernández e Isabel Allende, no se hayan percatado de esta inconstitucionalidad?
—Es muy raro porque nos pasamos cinco años discutiendo sobre la Constitución; empezamos desde el gobierno de Bachelet, luego vino la crisis de 2019, seguido por dos procesos constituyentes. Y ahora nos damos cuenta de que ni el Presidente, ni una ministra, ni una senadora de gran importancia, ni 17 abogados, ni el grupo de asesores, ni nadie había reparado que en la Constitución existía esta contraindicación. Entonces no le pueden pedir a la gente que no sospeche, si además nadie aclara nada. Es lamentable por la figura de Allende, pero esos argumentos de que “yo no sabía” o “no podemos sospechar de”, hace rato que no sirven; es una forma de enfocar el tema de manera elitista y frívola. Eso es lo que ha alejado a la izquierda de su votante habitual, sobre todo de los electores populares que ahora se están yendo a la derecha o a algo que no sea un partido.
—En ese sentido, ¿qué le parece Jeannette Jara como carta presidencial?
—Es buena porque se desmarca un poco del patrón elitista que ha tenido la izquierda en el último tiempo, aunque es muy difícil que una figura del PC avance, sobre todo cuando les preguntan por el tema de Cuba. Pero es la menos elitista, cuando hay una cierta izquierda que aún no se da cuenta de cómo es percibida fuera de su círculo.
—¿Se refiere, por ejemplo, a la figura de Winter?
—Exactamente. Si la primera opción del FA era un candidato del colegio Cumbres (Tomás Vodanovic) y, la segunda, del Verbo Divino (Gonzalo Winter), eso ya nos dice algo, independiente de la gestión o la simpatía del alcalde de Maipú y que haya sido reelegido con un altísimo porcentaje de votos. Pero ahí hay un patrón que dice mucho del FA, en el amplio sentido de la palabra “patrón”.
—Y hoy, entre Winter, Kaiser o Matthei, ¿por quién escribiría una columna de apoyo en el diario?
—Por ninguno y entre esas opciones preferiría votar nulo. Es que me resulta muy difícil pensar que podría haber un Gobierno de continuidad del FA. Sería muy extraño.